martes, 15 de julio de 2008

Mi Señor...

Esta noche, como siempre atiendo a su llamado latente...
Esta noche contemplo la luna enrojecida, como siempre ha sido desde que acepté la condición infrahumana de la oscuridad.

Estoy sumergida en la perdicion de esta tiniebla perpetua, a esta condición, desde el momento crucial aquel que la primera gota de sangre maldita toco mis labios.
Ese lascivo placer
al que no puedo retroceder y al que aun acudo despues de siglos con la misma pasión y desesperación de saciar el apetito.
Esta cadena, como siempre me envuelve y me sujeta...
Esta cadena de inmortalidad, anhelada por algunos pero tan pesada y maldita para quienes la conocemos.
Estoy ligada a las reglas oscuras de un mundo evasivo, en una mascarada donde nuestro monstruo no aceche las calles.
Es una sociedad tan oscura de donde nuestra progenie proviene, pero forma una aun mas
siniestra que toma como simple rebaño de provisión a la anterior para saciar una sed eterna...

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